Un soñador profesional

El relato que ha logrado construir Eduardo Guerrero del Río, con una vida contada por su protagonista y que abunda tan notoriamente en las más diversas peripecias -puesto que abarca un largo tiempo, desde la infancia hasta la madurez: peripecias y situaciones vividas en diversos y cambiantes escenarios-, podría describirse con la palabra alemana bildungsroman, con la que los estudiosos de la narrativa definen “la novela de formación o educación”, al tratar la vida de un personaje como proceso de desarrollo hacia la plena madurez.

Este libro de la doble autoría de Toral y de Guerrero es también y precisamente eso: el relato de formación de una notable y ejemplar personalidad artística. Este libro deberá ser entendido, por todo esto y por su factura misma, como una lección de vida, no solo por las dimensiones que adquieren página a página las diversas peripecias del largo y variado discurrir del entrevistado, sino por la intensidad con que ellas han sido vividas e incorporadas a un quehacer artístico variado y ejemplar. Es de celebrar, por eso, la narración articulada por Eduardo Guerrero y que configura el todo de una vocación llevada por su interlocutor a una extraordinaria realización. Este intercambio dialógico pone de manifiesto los dones expresivos, orales y escritos, de Mario Toral, respondiendo así y sin vacilación alguna a ese designio cifrado en una de sus frases más reveladoras: “Solo los que comprenden su pasado pueden vivir plenamente los días presentes”.